INTIMIDAD, IDENTIDAD Y PUREZA SEXUAL

05.04.2020

¿Cómo llevar una vida de pureza sexual? es un desafío para una gran cantidad de creyentes. Las conductas sexuales inmorales, consideradas como pecado en las Sagradas Escrituras, es algo en aumento tanto en los contextos de la fe cristiana como fuera de ellos.

Los índices de personas con problemas de adicción sexual son altos. Según estadísticas del 2016, el 68% de los hombres que asisten a la iglesia consumen pornografía, comprobar la información aquí: (https://www.noticiacristiana.com/estudios/2016/04/68-hombres-iglesias-pornografia.html.). 

Entre los jóvenes de 18 a 24 años el índice es de 76%, entre las mujeres de 13 a 24 años el indicador es de 33%. A nivel general tenemos las siguientes estadísticas:

  • En todo 2018 hubo, 33.5 billones de visitas a PornHub, más que Amazon, Netflix y Twitter combinados. Más de 100 millones de personas al día.
  • En total se vieron 92 billones de vídeos.
  • 30% de la información que cruza la internet contiene contenido pornográfico.
  • 70% de hombres y 33% de mujeres.

El consumo es creciente año tras año y esta es solo una de las conductas, que evidencian la corrupción del ser humano. Hay que considerar también la fornicación, el adulterio, la violencia intrafamiliar y otras expresiones del quebranto emocional, relacional y sexual, como parte de este problema.

¿Tenemos la batalla perdida frente a esto? ¿Hay esperanza para las personas que luchan con estas conductas?

La verdad que nos enseña el Señor, es que no estamos condenados a vivir esto. Vamos a ver dos aspectos que considero importantes para crecer en una vida de pureza sexual:

Intimidad:

Hay un aspecto del ser humano que tenemos que considerar: fue creado para estar en relación. Dios, que es amor (1 Juan 4:7-9), lo crea con una necesidad especial de intimidad, amor, reconocimiento y conexión.

En el Paraíso de Edén, Adán y su mujer disfrutaban no solo de un espacio único: Tenían la comunión, presencia y amor de Dios mismo. Pero cuando el pecado hace presencia, esto se pierde dando lugar a la ruptura de todas las relaciones, como también a la capacidad de ellos de relacionarse, en forma profunda y significativa con Dios Padre y con el semejante. Si antes había seguridad, confianza, amor, esto fue reemplazado por la vergüenza, el temor y la culpa como lo podemos ver en Génesis 3:7-13.

Estas emociones están presentes en todos nosotros y son un obstáculo para construir una verdadera intimidad con Dios (Y con otros). Mientras estén presentes, sobre todo la vergüenza, nuestra relación con Dios no pasará de momentos emocionantes y solo tendremos un conocimiento al nivel intelectual de su amor, pero no se convertirá en una experiencia transformadora del corazón.

Haciendo un recorrido por el Evangelio según  Juan, nos encontramos con que el amor es algo central:

"Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos". Juan 14:15 NVI.

"Yo los he amado a ustedes tanto como el Padre me ha amado a mí. Permanezcan en mi amor". Juan 15:9 NTV.

Por otro lado, un maestro de la ley tiene el siguiente dialogo con Jesús:

"Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó: -De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante? Jesús contestó: -El mandamiento más importante es: "¡Escucha, oh Israel! El SEÑOR nuestro Dios es el único SEÑOR. Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas". El segundo es igualmente importante: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Ningún otro mandamiento es más importante que estos". Marcos 12:28-31

Si reflexionamos en esta Palabra, tenemos que reconocer que estamos lejos de cumplir este primer mandamiento. Dios no es nuestra pasión, por lo general el placer u otra cosa ocupa este lugar. En el libro de Jeremías, Dios le reclama al pueblo:

"Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: Me ha abandonado a mí -La fuente de agua viva- y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua!" Jeremías 2:13 NTV.

La oferta de placer a través del pecado sexual, nunca podrá saciar el hambre y sed de verdadera intimidad que solo se logra viviendo el amor incondicional e inagotable que Dios nos ofrece a través de Su Hijo Jesucristo. Podremos crecer en amar a Dios por sobre todas las cosas, pero en la medida que vivamos ese amor.

"Nosotros amamos, porque Él nos amó primero." 1 de Juan 4:19 BTX4.

Algo adicional que tenemos que tener en cuenta, es la incapacidad del hombre, (Del varón), para conectar el corazón en las relaciones. Culturalmente hemos creído que eso es con las mujeres, sin embargo, la desconexión del corazón son parte de los efectos, de la caída en el Paraíso de Edén:

Al hombre le dijo Dios: «Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida. La tierra te producirá cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste sacado. Porque polvo eres, y al polvo volverás». Génesis 3:17-19

Conectar el corazón, amarle por sobre todas las cosas, es un milagro que solo Él puede hacer en nosotros. Debemos clamarle para que resucite nuestro corazón y podamos experimentar, vivir, encarnar Su amor en nosotros. Que pase de ser una experiencia ocasional o de un conocimiento académico, para que haga parte de nuestro diario vivir. Las conductas sexuales fuera de lo establecido por Dios, son pecado porque no amamos a alguien, solo utilizamos a las personas. Un escritor dice: "el placer sexual es algo tan poderoso que necesitamos una pasión mayor bajo la cual subordinar todas las demás pasiones".

Identidad:

Hay un segundo aspecto que debemos considerar y es la identidad. Ésta es todo lo que yo soy, e incluye mi identidad sexual. Necesitamos tener claridad de quienes somos realmente. Es esta una pregunta filosófica, que el hombre se ha planteado, cuya respuesta solo nos la puede dar nuestro Creador. Aquel que nos hizo es quien está llamado a definirnos. El asunto es que, por lo general, nos definen nuestros sentimientos, lo que otros han dicho de mí, las experiencias buenas y malas que he vivido.

Aquí juega también la vergüenza, la cual te envía el siguiente mensaje "eres malo". Esta desfigura la realidad de quien eres realmente. Mientras haya vergüenza en tu vida, no creerás que Dios te pueda amar, ni otras personas. La vergüenza te conduce a vivir escondido, a relacionarte con máscaras con otras personas, aun con tu conyugue.

El asunto es que vivir escondido, te condenará a vivir en la soledad, aunque estés rodeado de otras personas, aunque tengas un conyugue que te ama. La soledad es el principal disparador hacia la impureza sexual.

En el libro de Romanos se nos exhorta:

"Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Éste es el verdadero culto que deben ofrecer. 2 No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto". Romanos 12:1-2

Es necesario resignificar lo que es masculinidad, amor, intimidad, sexualidad, entre otros temas. Lo que creemos sobre esto ha sido producto de nuestras experiencias pasadas. Todos venimos de hogares donde no contamos con un padre o una madre perfectos, quienes fueron los que modelaron para nosotros lo que esto significa. También hay que considerar que muchos fuimos víctimas del abuso sexual, lo cual desfiguro el concepto de sexualidad y la percepción del otro. Todas estas heridas que hemos sufrido, requieren reconocerlas y traerlas a Jesús quien desea y puede sanarlas.

Necesitamos encontrarnos con el Padre. Un discípulo le responde a Jesús:

"Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta" Juan 14:8.

Jesús vino a restaurar la principal relación que se quebrantó con el pecado en el Edén: con el Padre. Solo Su amor puede llenar la necesidad de intimidad y traer claridad sobre quién soy yo, lo cual es fundamental para crecer en relaciones sanas con otros, lo que implicará llevar una vida en pureza sexual.

Reflexión

¿Tu relación con Dios está marcada por el amor incondicional?

¿ha afectado la vergüenza tu capacidad de relacionarte con Dios y otros?

¿Puedes relacionarte con otros sin mascaras?

¿Puedes decir que hay hermanos en tu iglesia que te conocen, ante los cuales no tienes secretos?

En tu lucha por alcanzar pureza sexual, ¿Cuáles crees que han sido los obstáculos para alcanzar el éxito?


Escrito por: Omar Cano - "Ministerio Abba Padre".